Asentamiento Marañones, 17 de febrero
Llegamos a Marañones por la mañana y se fueron juntando más de cien niños y niñas. Estaban felices y curiosos. Tenían muchas preguntas, gritaban y brincaban. En varios equipos de trabajo las compañeras del Foro de Mujeres por la Vida y el Programa Paso a Paso, ambas organizaciones de san pedro sula, hicieron dinámicas para presentarse, para construir collares, artesanías con papel, dibujos, pintarse los rostros, escuchar cuentos y cantar.
Las niñas y los niños de Marañones hablaron sobre sus deseos de felicidad:
Queremos jugar es la gran demanda, el primer lugar para una gran mayoría de ellas y ellos, pues parece que son niños y niñas que trabajan mucho; dijeron querer tener una familia donde no hubiera pleitos ni castigos, casas bonitas y seguras donde hubiera bastante comida, escuela pintada donde se aprendan cosas buenas y divertidas, manifestaban el deseo de que sus papas, mamas y ellos mismo puedan tener la oportunidad de cumplir años, muchos años. Una niña dijo que quería ser maestra que enseñe de verdad, y un niño que quería un terreno donde estuviera su familia, y con tener un carro para ir a tocoa.
En el inicio costó que las niñas y niños se expresaran, estaban timidas y miedosas pero poco a poco se incorporaron a las actividades creativas con entusiasmo, al final varias niñas nos han dado las gracias por el tiempo tan divertido que pasaron y nos invitaron a volver porque contaron que ahí no pasaban cosas tan divertidas.
Como cualquier cipote o cipota del país quieren todo y al mismo tiempo, los chiquitines se entusiasmaron con los confites y los pinceles, los mayores querían pintar otras cosas, la creatividad, el acceso a materiales simples pero con capacidad de construir cosas provocaron muchas reaciones: pleitos a golpes, historias contadas sobre sus casas y deseos y sobre todo una enorme capacidad artística y creativa; un enorme potencial para divertirse. Encontrando el entusiasmo eran muy colaboradoras y colaboradores.
Algunos se afligieron porque costaba sacar la pintura de la cara y nos contaron que les pegan muy duro; unas niñas llegaron tarde porque tuvieron que trabajar, los cipotes ayudan a sus papás en actividades duras del campo. Nos contaron del miedo que les dan los policías y los guardias, que el miedo les sigue por todas partes, cuando duermen, cuando van a la escuela, cuando juegan. Que los adultos que están en el portón los protegen y también sus mamás.
Vimos como han inventado el juego del sicario, un niño corre con su índice apuntando a los demás mientras dispara con la boca, pum, pum, y el resto corre a esconderse. Los y las niñas de Rigores llegaron con uniforme porque iban a la escuela, estuvieron muy callados. Casi todos tenían miedo a la discriminación cuando enseñaban sus dibujos, pues se burlan entre ellos con mucha agresividad. En muchas de sus palabras están las amenazas a golpes y también se habla mucho sobre las armas y los muertos.
A través de una dinámica de juego se elaboró una consigna común que dice y mandan al encuentro porque ellos y ellas no han podido venir y les gritan: PARA EL AGUÁN, MI CORAZÓN.